La Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela expresa su reconocimiento a la Dra. María Eugenia Grillet, investigadora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET), junto a un equipo de científicos venezolanos, que ha confirmado el hallazgo de una nueva especie de mosquito integrante del género Anopheles capaz de transmitir malaria en humanos llamado Nyssorhynchus rondoniensis. Según un estudio publicado en septiembre de 2025 en la revista científica Acta Tropica, del cual la Dra. Grillet es coautora, de los 88 ejemplares de Ny. rondoniensis recolectados entre 2022 y 2023 en zonas mineras del municipio Sifontes, estado Bolívar, los resultados confirmaron que en la muestra de mosquitos se halló evidencia de la presencia del parásito Plasmodium. En 2022, cuando los científicos describieron por primera vez al nuevo integrante del género Anopheles, el mosquito Nyssorhynchus rondoniensis, su distribución se limitaba al oeste de Brasil y no representaba una amenaza real, ya que en ninguno de los insectos recolectados había rastro de Plasmodium, el parásito causante de la malaria humana. Ahora, tres años más tarde, Ny. rondoniensis fue localizado en el estado Bolívar, infectado con P. falciparum −principal responsable de la malaria grave y mortal en los seres humanos− y además in fraganti, es decir, picando a una persona para alimentarse de su sangre. “Nuestro hallazgo es doblemente importante: constituye un nuevo registro para el país y un potencial vector de la malaria en el sur de Venezuela y posiblemente en Brasil”, explicó la Dra. María Eugenia Grillet, quien además es Individuo de Número (Sillón X) de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (ACFIMAN). La malaria en el mundo En total, los expertos recolectaron 88 individuos de Ny. rondoniensis en las localidades mineras de Tierra Blanca, El Galpón, Puerto Beco, La Pelota, Payapal, El Granzón y Morrocoy, pertenecientes al municipio Sifontes del estado Bolívar. El trabajo de campo se llevó a cabo durante la temporada de menor precipitación (octubre-noviembre de 2022) y de transición seca-lluviosa (abril-mayo de 2023). Aunque un solo mosquito estaba infectado con el parásito de la malaria, “es un motivo más que suficiente para que las autoridades sanitarias estén alertas, ya que se trata de la especie más agresiva de Plasmodium”, dijo Grillet. En 2023, se registraron 263 millones de casos y 597.000 muertes por malaria en 83 países, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo África el continente más afectado. El ser humano enferma de malaria cuando es picado por un mosquito anofelino hembra infectado con el parásito Plasmodium. Los síntomas leves incluyen fiebre, escalofríos y dolor de cabeza, mientras que los síntomas graves incluyen fatiga, confusión, convulsiones, dificultad para respirar y potencialmente la muerte. Cinco especies de parásitos Plasmodium pueden transmitir la malaria en humanos: P. falciparum, P. vivax, P. malariae, P. ovale y P. knowlesi. En las Américas, están presentes P. vivax, P. falciparum y P. malariae. Plasmodium falciparum produce las infecciones más graves si estas no son tratadas a tiempo, en particular en niños y mujeres embarazadas. Municipio Sifontes como epicentro Desde 2022, la académica −junto a un equipo de expertos− ha trabajado en el municipio Sifontes del estado Bolívar con dos objetivos definidos: caracterizar el genoma de la especie vectora de malaria más importante de Suramérica (Ny. darlingi) −en colaboración con colegas de Venezuela (el doctor Jorge Moreno, del Centro de Investigaciones de Campo “Dr. Francesco Vitanza”), EE. UU., Brasil, Colombia, Perú, Guyana Francesa y Guyana− y evaluar si la biodiversidad y ecología de las principales especies de mosquitos picadores de humanos y transmisores de malaria en áreas mineras cambian ante la deforestación generada por la minería −con el apoyo de científicos de EE. UU. y Brasil. “Manejamos dos hipótesis”, precisó la académica. “La primera es que Ny. darlingi muestra un comportamiento ecológico muy heterogéneo a lo largo de su distribución espacial (México-Brasil), por lo que quizás lo que conocemos como Ny. darlingi en América pudiera ser un complejo de especies erróneamente clasificado por la morfología. La segunda hipótesis es que la deforestación en la Amazonía, generada por la minería de oro a cielo abierto, altera la biodiversidad y ecología de las especies de anofelinos vectores, promoviendo su abundancia y aumentando la transmisión de la malaria”. El foco de malaria más grave de América Latina es el sur de Venezuela. La evidencia científica sugiere que, en la Amazonía venezolana, la actividad minera y la deforestación y degradación ambiental están conectados con los principales focos de transmisión (P. vivax y P. falciparum). Además, “los aumentos de temperatura directamente vinculados con el calentamiento global intensifican la transmisión de malaria en zonas mineras, agravando un escenario desafiante, remoto y complejo”, afirman los autores en el artículo de Acta Tropica. Con información de ACFIMAN Navegación de entradas ACFIMAN: Las computadoras y la física le “quitan el sueño” desde la adolescencia