Prof. Luis Núñez Facultad de Ciencias Quien ve pasar por las calles a un corredor o corredora, a las 5 de la mañana o a las 9 de la noche, y nunca ha hecho lo mismo, voltea y piensa “ahí va un loco más”. Es porque cree que se necesita estar loco para levantarse a correr antes de que salga el sol o después de un intenso trabajo, que nos deja fatigados física y mentalmente. La mayoría de las personas prefieren quedarse más tiempo en la cama, “descansando” “recuperando fuerzas” o si es en la noche, llegar a cenar y luego reposar como Dios manda o servirse un traguito para relajarse frente al televisor. Quien no corre ni se ejercita, no sabe que para quien si lo hace no es ningún sacrificio sino una rutina de ejercicios que le permite gratificarse a si mismo, sentirse bien física y emocionalmente, gracias al esfuerzo realizado que le permite vivir y experimentar una sensación de relajación profunda, un magnífico estado de ánimo y euforia. Todo eso se logra gracias a la liberación de las endorfinas dentro del organismo, específicamente en el sistema nervioso, que según algunos inclusive puede llevar a corredores a convertirse en adictos a esta actividad al extremo de no poder dejar de hacerlo ni un solo día de la semana. Las “endorfinas” se producen dentro del organismo, en una región del sistema nervioso central, el Hipotálamo y se liberan al torrente sanguíneo a través de la glándula pituitaria (endógenamente) y se comportan como la morfina, nos liberan del dolor físico y nos provocan un estado de alegría y de euforia, además de relajación que mantiene a muchos en su rutina diaria de correr en la participación de maratones y ultra maratones. Tiene además otros efectos, que no guardan relación con la carrera. Al leer este articulo -amigo corredor – usted entenderá más porque después de una carrera de 21 kilómetros, se siente tan bien que quisiera cubrir nuevamente la distancia. O porque añora tanto esa rutina diaria cuando está enfermo y no puede correr. Dejar de hacerlo nos hace vivir la ausencia del efecto de las endorfinas provocando dolor de cabeza, irritabilidad, tristeza y falta de energía. Si usted no es corredor y por casualidad tiene la oportunidad de leer este articulo, tal vez desde ahora verá con menos extrañeza a esa persona que usted ve corriendo cuando regresa de una fiesta en la madrugada o aquellos que usted ve en la calle, por la noche después de su jornada de trabajo. O tal vez se entusiasme a comenzar a correr para vivir la agradable sensación de bienestar que provocan las endorfinas. Navegación de entradas Premiados los ganadores de los Juegos LXVII Aniversario de la Facultad de Ciencias El Instituto de Biología Experimental (IBE): de residencia presidencial a centro de investigación